EL ESPÍRITU DEL SEÑOR
ESTÁ SOBRE MÍ
En aquel día, brotará un renuevo del tronco de Jesé, un
vástago florecerá de su raíz. Sobre él se posará el espíritu del Señor, espíritu
de sabiduría e inteligencia, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de
piedad y temor de Dios.(Isaías 11, 1-3)
El vástago que brota del tronco de Jesé es Jesús, el Mesías
de Dios que ha sido ungido con el Espíritu Santo para ser sacerdote, profeta y
rey para realizar la Obra del Padre. Este Mesías hace participes a los suyos de
su Espíritu: "«Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que
yo, y no soy digno de desatarle la correa de sus sandalias. El os bautizará en
Espíritu Santo y fuego. En su mano tiene el bieldo para limpiar su era y
recoger el trigo en su granero; pero la paja la quemará con fuego que no se
apaga.»" (Lc 3, 16- 17)
"El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido
para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la
liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los
oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor." (Lc 4, 18- 19) "No
juzgará por las apariencias, ni sentenciará de oídas. Juzgará con justicia a
los débiles, y sentenciará con rectitud a los pobres de la tierra. Herirá al
hombre cruel con la vara de su boca, con el soplo de sus labios matará al
malvado. Justicia será el ceñidor de su cintura, verdad el cinturón de sus
flancos."(Is 11, 3- 5)
No viene a juzgar ni a condenar, viene anunciar el Reino de
Dios, viene a reconciliar a los hombres con Dios y entre ellos. “Viene a traernos
vida y vida en abundancia (Jn 10, 10) Viene a construir una Comunidad
espiritual que tenga como fundamento al mismo Cristo (1 de Cor 3, 11) Comunidad
fraterna, solidaria y servicial, en la que todos bebiendo de un mismo Espíritu
forman parte del mismo Cristo ( 1 de Cor 12, 12) Así lo dice el apóstol Juan: “Tanto
amó Dios al mundo que le entregó a su propio hijo para que todo aquel que crea
en él tenga vida eterna” (Jn 3, 16)
El que crea y se bautice se salvará” (Mc 16, 16) Así lo
confirma Pedro cuando le responde a los que le habían preguntado: ¿Nosotros que
podemos hacer? “Crean en Jesucristo y
háganse bautizar para que sus pecados sean perdonados y reciban el Espíritu
Santo” (Hch 2, 37-38) Y sean justificados, reconciliados y santificados (cf Rm
5, 1) Para que reciban la Gracia de Dios con los dones del Espíritu Santo,
infundidos por Dios en el alma que se encuentra en Gracia de Dios. El vino
nuevo se hecha en odres nuevos, (Mc 2, 22) en corazones limpios en virtud de la
sangre de Cristo (Ef 1, 7; Heb 14. 9) El corazón limpio va acompañado de una fe
sincera y de una conciencia recta (1 de Tim 1, 5)
Habiéndonos despojado del hombre viejo, nos revestimos de
Jesucristo, el Hombre Nuevo: "Pues todos sois hijos de Dios por la fe en
Cristo Jesús. .En efecto, todos los bautizados en Cristo os habéis revestido de
Cristo: ya no hay judío ni griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, ya
que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. Y si sois de Cristo, ya sois
descendencia de Abraham, herederos según la Promesa." (Ga 3, 26- 29) La
fe, la esperanza y la caridad abren el camino para que los dones del Espíritu
Santo vengan a nuestros corazones y crezcan y de como fruto la santidad.
"Al atardecer de aquel día, el primero de la semana,
estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se
encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: «La
paz con vosotros.» Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los
discípulos se alegraron de ver al Señor. Jesús les dijo otra vez: «La paz con
vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío.» Dicho esto, sopló sobre
ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados,
les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.»"
(Jn 20, 19- 23) El Perdón, la Paz, el Gozo, la Misión, el don del Espíritu Santo
y el Ministerio de la Reconciliación. Para que trabajen en la edificación de la
Iglesia y hagan de ella una Comunidad Nueva (2 de Cor 5, 17)
¿Qué necesitamos para recibir los dones del Espíritu Santo?
Lo primero es apropiarnos por la fe, la esperanza y la
caridad de los frutos de la Redención de Cristo Jesús: El perdón, la paz, la
resurrección y el don Espíritu Santo. "Por eso, también yo, al tener
noticia de vuestra fe en el Señor Jesús y de vuestra caridad para con todos los
santos, no ceso de dar gracias por vosotros recordándoos en mis oraciones, para
que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os conceda
espíritu de sabiduría y de revelación para conocerle perfectamente; iluminando
los ojos de vuestro corazón para que conozcáis cuál es la esperanza a que
habéis sido llamados por él; cuál la riqueza de la gloria otorgada por él en
herencia a los santos, y cuál la soberana grandeza de su poder para con
nosotros, los creyentes, conforme a la eficacia de su fuerza poderosa, que
desplegó en Cristo, resucitándole de entre los muertos y sentándole a su diestra
en los cielos, por encima de todo Principado, Potestad, Virtud, Dominación y de
todo cuanto tiene nombre no sólo en este mundo sino también en el
venidero."(Ef 15- 21)
La clave del crecimiento en los dones del Espíritu Santo es una
“conversión auténtica y verdadera.” Un vivir en Cristo y para Cristo por la
acción del Espíritu Santo, lo que equivale a vivir según Dios. Es un vivir despojándose
del hombre viejo y revistiéndose del Hombre nuevo en justicia y en santidad (Ef
4, 23- 24) En la carta a los romanos Pablo nos habla de una vida ofrecida a
Dios en proceso de conversión: "Os exhorto, pues, hermanos, por la
misericordia de Dios, que ofrezcáis vuestros cuerpos como una víctima viva,
santa, agradable a Dios: tal será vuestro culto espiritual. Y no os acomodéis
al mundo presente, antes bien transformaos mediante la renovación de vuestra
mente, de forma que podáis distinguir cuál es la voluntad de Dios: lo bueno, lo
agradable, lo perfecto." (Rm 12, 1-2) El sacrificio es aceptar la voluntad
de Dios y someternos a ella. Al estilo de Jesús, el pobre de Nazaret, "El
cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios. Sino
que se despojó de sí mismo tomando condición de siervo haciéndose semejante a
los hombres y apareciendo en su porte como hombre; y se humilló a sí mismo,
obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz. Por lo cual Dios le exaltó y le
otorgó el Nombre, que está sobre todo nombre. Para que al nombre de Jesús toda
rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos, y toda lengua
confiese que Cristo Jesús es SEÑOR para gloria de Dios Padre."(Flp 2, 6-
11)
Con la ayuda de los dones del Espíritu Santo vivimos el “Señorío
de Cristo” en amor y en servicio a Dios y a los hombres, en la construcción de la
“Civilización del Amor.” Sólo con la Gracia de Dios podemos vivir las “Bienaventuranzas”
y poder reproducir la imagen de Jesús (Rm 8, 29) Sólo con la ayuda de la Gracia
de Dios podemos escuchar, obedecer y poner en práctica la Palabra de Dios. "«Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y
mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él. El que no me ama
no guarda mis palabras. Y la palabra que escucháis no es mía, sino del Padre
que me ha enviado."(Jn 14, 23- 24)
Juan, 14 -
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